___work in progress___
Pese la prolongada enfermedad
de mi padre y la proximidad ante la muerte estuvo mi madre más de una vez, mi
niñez fue una infancia juguetona y risueña que amó y defendió su soledad. Fue
una etapa pulcra, lo que se dice impecable: bien portada, bien educada, bien cortés,
bien obediente, bien vestida, bien puntual, bien inteligente… una niña bien, hasta
que decidí romper con tanta estética. La rectitud llevada al límite me sofocaba,
aunado al cerco familiar que invariablemente me tenía atada a un nudo. Cuando
me liberé del cinturón de castidad e hice de mi cuerpo un templo donde
adorar mi memoria, el recuerdo de aquel futuro llegó y en mí se inmoló. Un porvenir brillante se estaba gestando… el aborto, fue
circunstancial.
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Texto e imágenes por Rosa Matilde Jiménez Cortés
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