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EntreVistArtista Antonio Cubelos Marqués












Proyecto EntreVistArtista (EVA) © 2009 - 2013
Autora: Rosa Matilde Jiménez Cortés
“Entre Tú y Yo”: Antonio Cubelos Marqués (Esp) 


 
 
EntreVistArtista: Cuando te hice la propuesta de entrevista, ¿pensaste te haría esta pregunta?

Antonio Cubelos: El vacío es un todo en sí mismo. A su vez, se da la paradoja de que dicho todo puede ser llenado, o completado. Esperaba esta entrevista en dicha disposición de vacío; es decir, no pensé en nada en particular.

 

E.V.A: ¿Qué cantidad de piel estas dispuesto a desnudar sobre la individualidad de tu ser?

AC: La piel que me conforma se nutre de todas las que han sido anteriormente, por tanto la individualidad de mi ser está garantizada. El ropaje cumple la función contra el frío, no contra el pudor. Aquí no existe el pudor.

 
 
E.V.A: ¿Quién es Antonio, de dónde viene y en qué lugar de su tiempo-espacio se encuentra ahora?

AC: La mayor constante de mi vida es la sensación de estar, de forma permanente, "al principio de algo, al final de lo de antes" (palabras tomadas de un artículo del escritor español Ray Loriga), sin tener una conciencia clara de qué es eso de antes, qué aquello que empieza. Retomo las palabras de Loriga para definirme en un estado de vértigo en mi propia quietud.

 
 
E.V.A: Si tuvieras que hacer una caricatura de tu vida, ¿elegirías la edad adulta o tu infancia?

AC: La edad adulta y la infancia van cosidas en la misma piel. La infancia brindaba una burbuja de afectos. La edad adulta es una búsqueda constante de aquellos pedazos rotos. Me identifico en mi edad adulta por decisión propia; no la inherente a la ensoñación de un niño, sino la del adulto que se calza unos zapatos dispuesto a caminar.

 
 
E.V.A: ¿Qué situaciones de la niñez añoras con más fuerza y cuáles desearías borrar de tu memoria?

AC: La niñez brinda el juego y las personas queridas: alrededor todo era absolutamente hermoso. Quisiera borrar de mi memoria precisamente eso mismo, pues es una realidad que ya no existe.

 
 
E.V.A: El entorno familiar e íntimo del poeta, ¿cómo es y quienes lo integran?

AC: Mi entorno lo dibuja una puerta abierta: los afectos van, vienen, se quedan una temporada. Mi mayor bagaje consiste en unas pocas cosas en mi maleta: me basta conmigo mismo. Supongo, soy un enorme ejercicio de renuncia y aceptación.

 
 
E.V.A: Quien se acerca a ti por primera vez para conocerte, ¿qué es lo que no debe hacer?

AC: La vida es un tablero de juego: ha de haber un acuerdo tácito, aunque también es cierto que existe plena libertad para abandonar la partida. Las normas de dicho juego son reveladas a modo de visiones, cada cual desde su propia óptica.

 
 
E.V.A: Aspectos en la condición humana que desprecies y rechaces, que tú nunca hayas incurrido en ellos y jamás perdonarías en alguien cercano a ti:

AC: Perdono el accidente, no el capricho. Yo mismo soy el más humano de todos.

 
 
E.V.A: Si te asomaras al interior de tu mirada desde el telón de la vida, ¿qué hallarías en ella?

AC: La pasión de lo emprendido por primera vez. Un paisaje engañoso: aguas tranquilas, cuyo fondo inestable devolverá un tsunami.

 
 
E.V.A: Antonio, el niño de la edad adulta ¿cómo juega el juego que todos juegan?

AC: Dado que todo es juego, cada una de las acciones a lo largo del día también lo es. Retomo el acuerdo tácito de la pregunta 7: mi perspectiva de juego es una pasión animal/sexual a todos los niveles.

 
 
E.V.A: ¿Tu vocación y profesión son un matrimonio feliz o divorciado?

AC: Mi trayectoria vital es lo más parecido a caminar desnudo por un campo de espinos. A ella debo mi necesidad de contar, y al tiempo, de seguir escribiendo: leyéndome sé quién he sido.

 
 
E.V.A: ¿Cómo enfrentas el reto que implica vivir? ¿Estás preparado para morir?

AC: Me acojo a la locución latina "altius, citius, fortius": vivir es un aliciente partiendo desde la más absoluta insatisfacción. Morir, ¿qué es morir en realidad?

 
 
E.V.A: La razón de Ser y Hacer tras haber plasmado la cotidianidad de tus actos como algo tangible, ¿es algo de lo cual disfrutes?

AC: Sí, sin ninguna duda: sólo veo la escalera cuando miro hacia atrás.

 
 
E.V.A: Con la mochila reposando su peso a tus espaldas y la mirada vuelta en sí, cavilando… ¿Qué te gustaría hacer y hacia dónde ir?

AC: Soy consciente de que la motivación es una suma de azares. Prefiero fluir con la vida hacia aquello que mi "yo" más interior desea: no soy más que un simple pasajero a lomos de sí mismo.

 
 
E.V.A: De paseo en el parque a la hora en que todos andan perdidos en sus pasos, ¿qué pensamientos cruzan tu mente al ver pasar rostros sellados por la incertidumbre?

AC: Con frecuencia, me gusta imaginar quién soy yo para los demás transeúntes. Tengo una muy marcada conciencia de mí mismo y del lugar físico que ocupo.

 
 
E.V.A: Para que exista un punto de encuentro entre lo que piensas, dices y hacer, ¿qué tanto interviene la poesía como recurso?

AC: La poesía es un recurso, un vehículo. A lo largo de mi vida he utilizado otros, como dibujo o teatro. Los cambios de soporte evolucionan como la experiencia vital: este momento, la poesía me acepta como yo mismo acepto ser su aprendiz.

 
 
E.V.A: “La mirada registrando otra luz: venida desde adentro. Acercamos el oído al corazón cada mañana para ganar en certeza, para decir la verdad”. ¿Cuál es la verdad que te gustaría enfrentar con Antonio sin que ello fuese motivo de ruptura?

AC: Retomo mi respuesta a la pregunta 13: nadie tiene la verdad absoluta. Yo no puedo pedírtela cuando tú no la sabes. Todos nos guiamos por aproximaciones/variaciones sobre la verdad.

 
 
E.V.A: ¿Tu trayectoria literaria es reflejo fiel de lo que has querido sin una coma de más entre puntos suspensivos?

AC: Mi trayectoria literaria es aún incipiente y, aunque no fuera así, prefiero verme siempre desde la humildad del principiante. Aún así, mi presencia en los medios no es buscada sino encontrada. Respondiendo a la pregunta, incluso desde la brevedad encontraría una coma sobrante: tengo una tendencia innata a restar.

 
 
E.V.A: En algún momento, todos necesitamos ser abrazados por el amor; ¿alguna vez tú lo has buscado, y al hallarlo, lo encontraste en brazos de otro?

AC: Demasiadas veces la necesidad de afecto se confunde con el amor. Para mí es tanto o más importante que esa persona quiera ser abrazada por mis brazos.

 
 
E.V.A: Existe una predisposición en la condición humana hacia el odio. ¿Cuál es la labor del poeta ante la mirada fría del desamor? ¿Cómo amar aún desde el destierro?

AC: El desamor y el destierro son la materia prima de cuanto escribo. Hay un principio de oportunismo: que la catársis juegue a tu favor.

 
 
E.V.A: Vayamos a la parte medular de la esencia de tu tiempo, a la palabra que hay en ti. Como escritor, ¿qué ofreces para mantener cautivo a un público?

AC: Son los otros quienes me definen: soy escritor cuando alguien decide que lo soy, no antes o después. Aspiro a que mi experiencia sea reconocible: yo he sido otros antes.

 
 
E.V.A: ¿Eres de los que llevan de la mano a sus lectores o prefieres sean ellos quienes encuentren el rastro de tu mirada?

AC: Sin duda, prefiero a los caminantes solitarios. En cualquier caso, me gusta estar al final.

 
 
E.V.A: ¿A  qué sector de la sociedad le escribes y qué aspectos de la vida son tu punto de partida?

AC: Escribo a todo aquél que tenga algo que perder. El punto de partida es la pérdida o el riesgo de la pérdida.

 
 



E.V.A: Quienes no conocemos “La mitad de la luz”, ¿qué encontraremos en sus páginas?

AC: Faltan pocos meses para mi siguiente publicación "Julia, agosto, septiembre", y puedo seguir afirmando lo mismo: no he escrito un libro en mi vida. El libro sólo se manifiesta al final de proceso. Primero son los poemas; después, dependiendo de los puntos en común, unos poemas buscan la compañía de otros, se complementan de forma natural. Sólo entonces el libro decide desvelarse, es él quien me dice su nombre.



E.V.A: ¿Consideras que tu trayectoria literaria ha alcanzado el punto más alto o ésta se encuentra en cierne?
 AC: Un buen amigo, poeta también, definió "La mitad de la luz" como un viaje vital: se imbrican las historias a lo largo del día, de las estaciones del año, de los lugares y obligaciones comunes. El poema final, "epílogo", sobreentiende que la historia continúa, ya lejos de nuestro alcance.



"Epílogo"
Hubo más muertos.
La fe pública en silencio esperaba
al borde en los caminos.
Pero no hay tiempo;
hay nieve negra cayendo en las palabras.
Y aquí, alzada la memoria,
derribo el corazón
buscando
para nunca jamás el paraíso.


(De "La mitad de la luz")
 
 
 
(Fin de la entrevista)
Rosa Matilde Jiménez Cortés
Córdoba, Ver; Méx. / 16-11-2012
 
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[Entrevista efectuada el día 16 de noviembre de 2012, vía Internet. / Colaboró para EntreVistArtista (EVA), Antonio Cubelos Marqués. / Material proporcionado para la entrevista: Fotografía de portada /  EntreVistArtista (EVA) es un proyecto independiente de Rosa Matilde Jiménez Cortés. H. Córdoba, Veracruz; México].
 
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