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EntreVistArtista Fabián Marcelo Fernández






 
 


“A la sombra de mi memoria está el barrio como contexto de mi niñez, un espacio de veredas chicas, calles de tierra, puentes de madera para cruzarlas y bancos de tronco o piedra frente a las puertas. Recuerdo aquellos días cuando subía a los árboles, saltaba hacia el interior de un mundo que eran los terrenos baldíos, o era un aventurero a la hora de la siesta…
 
Viví en un pueblito en plena capital de Buenos Aires, Argentina. Recuerdo a los amiguitos, las puertas abiertas de todas las casas, la música de fondo que eran los idiomas, dialectos y acentos de todo el mundo. A tres cuadras se podía escuchar hablar en italiano, español, polaco, alemán, judío, turco. Todos formábamos una bella comunidad: obreros, empleados, profesionales; esa época representa la libertad, la comunión, lo lúdico. Siempre está presente el acto de escuchar a los abuelos, sus conversaciones sobre Galicia con sus otros paisanos, en esos domingos de asado o pastas caseras y mate… O mi padre, discutiendo con vecinos si Perón regresaba o se quedaba en España”.

 
 

 

 

EntreVistArtista (EVA) © 2009 - 2013
Autora: Rosa Matilde Jiménez Cortés
“Entre Tú y Yo”: Fabián Marcelo (Arg)
 
 
 
EntreVistArtista: Arquitecto de profesión y además, ejerces la docencia. Fabián, ¿qué factores intervinieron en tu formación educacional?
 
Fabián Marcelo: Mi familia se conformaba de amas de casa y trabajadores independientes. Mis abuelos, uno bolsero y el otro taxista. Mi padre tuvo un café, luego dueño de un reparto, más tarde taxista y su último tiempo empleado fue en el Ministerio de Educación. Yo podría haber ido a la escuela pública ya que en ese tiempo era excelente en Argentina, pero optaron por una escuela privada de curas; fuimos mi hermano y yo. Éramos una clase media baja o baja alta; yo la clasifico como una clase obrera argentina de esa época.

Mi secundaria la hice en el Estado ya que los mejores colegios Industriales eran de la Nación. Entré en 1978 (6 años), pleno gobierno militar. Me recibí en 1983 de Maestro Mayor de Obras. Poco lúdico, mucha disciplina de estudio y método; fue difícil emocionalmente.

 

 
E.V.A: ¿De dónde nace tu inclinación por la arquitectura?

FM: La carrera de Arquitectura articulaba todo lo que había vivido: el dibujo, la construcción, la invención-diseño; era volver a lo lúdico. En paralelo: las lecturas, los talleres de pintura y la fotografía.

 

 
 
E.V.A: ¿Fuiste un joven de izquierda en tus años universitarios?

FM: En mi país existe una variante importante que no estructura la izquierda como en Europa u otros países del Continente Americano, que es el peronismo y dentro de él, una izquierda nacional y una derecha. Para el extranjero es difícil y complejo, para nosotros también, y para un joven de 20 años aún más. Mi época de universidad transcurre en los primeros pasos después de la peor dictadura argentina, con el juicio a los militares y miles de catedráticos que volvían del exilio. Mi orientación en ese momento es de la izquierda peronista pero sin militar en el partido; era periférico con respecto a partidos de izquierda más teóricos. Yo milité en las organizaciones de Derechos Humanos.

 
 
 
 
E.V.A: ¿A qué problemas propios de ese tiempo tuviste que enfrentarte y de qué manera fueron pieza clave en tu desarrollo profesional en lo público y lo privado?

FM: Problemas como la desvalorización del profesional en lo privado y público, las caídas de los modelos económicos en la Argentina, la falta de objetivos, creencias, etc; situaciones que hacen que la gente no apoye proyectos y se quede pensando en el ahora. En sí, me he enfrentado a la falta de voluntad de los demás para cambiar situaciones, pero en el camino algunos locos quedan...

 

 

E.V.A: ¿Cuál es la mentalidad del argentino promedio y cómo encara los modelos preestablecidos desde tu óptica?

FM: El tejido social-tradicional que identificaba a la Argentina de los años 50 a los 80 y estaba en el colectivo del argentino o extranjero, se desplomó. Me refiero que esta pregunta surge de un concepto burgués que cree en el promedio, ya que la Argentina es tomada como la sociedad porteña o sea, de Buenos Aires Capital Federal, y la realidad es que existen muchas argentinas.

Actualmente se vive la gran transición y con subsistemas que se están mostrando y no conocíamos en nuestra sociedad, éramos la diferencia en cuanto a  Latinoamérica. La miseria, la droga, la violencia callejera; era vista como propia de Brasil o EE. UU.

El argentino promedio, este personaje ve todo esto como la gran decadencia: culpa del libertinaje de la democracia, es individualista y racista; esta sociedad ama lo preestablecido y a diferencia de la brasilera, no tiene imaginación para trabajar con los problemas y ver oportunidades en la crisis. Después de la sociedad chilena, nosotros somos la más fascista de Latinoamérica.

 

 

E.V.A: ¿Cómo visualizas el futuro en tu país a mediano plazo? ¿Consideras que la juventud de ahora ha crecido en comparación a la juventud de ayer?

FM: Es difícil para mi generación y otras que trabajan con el material cotidiano, lo que te da esta realidad, ya que somos parias. No transitamos los heroicos años 70, pero tampoco pertenecemos a los 90 democráticos y neo liberales. Nos vimos en la obligación (para poder rearmar nuevas metodologías), de revisar los años 70 que no vivimos y aprender a sobrevivir en los fríos años 90 que no forjamos.

Los que quisimos vivir este siglo debimos curar nuestra impotencia desde las prohibiciones, represiones y autocensura que nos era tan natural; debimos reprogramar nuestra sexualidad e inteligencia emocional; debimos apropiarnos de una nueva tecnología instrumental y la otra, más importante: la tecnología comunicacional y de aprendizaje. Estamos todavía aprehendiendo a des-aprender.

Caminamos la gran transición... El final no será nada parecido a lo vivido y esta juventud tampoco sabe; otro paradigma surgirá.

 

 

 
E.V.A: ¿Cómo es la vida del docente en Argentina? ¿El panorama es prometedor en comparación con el pasado en cuanto a modelos educativos y de servicios para alumnos y profesores?

FM: Está totalmente desorientado por esta transición. No le son útiles las herramientas que le dejaron sus predecesores, a esto se suma que el estado ha adquirido programas educacionales que ya fracasaron en España y en Chile. Estamos trabajando en lo oficial (lo alternativo esta), con la metodología del siglo IXX aplicada por docentes del siglo XX, para alumnos del siglo XXI.

El modelo actual es transitorio y debido a las nuevas problemáticas (por dar un ejemplo), con las que Brasil siempre supo convivir, La Argentina improvisa pues es algo nuevo… no sabe, debe aprehender.

 

 

 
E.V.A: El ámbito cultural y artístico en Argentina, ¿cómo es? ¿Te has beneficiado de algún programa de fomento artístico?

FM: Más allá de no ser el país de los años 50 u 80 que pasó por un neoliberalismo en los 90, y arrasó con la idiosincrasia que estaba en nuestro inconsciente colectivo; sigue siendo referente en Latinoamérica, tanto en el estado como en autogestión las políticas culturales en general. Argentina es una sociedad de mucha movida cultural, pero yo me manejo por medio de amigos y compañeros, no gestiono.

 

 

 
E.V.A: ¿Cuáles han sido los mayores logros y retos que has enfrentado? Por logros también refiero fracasos…

FM: Mis grandes retos fueron poder convivir con mis grandes fracasos y mis logros, darle sentido al trabajo que realizo en lo cotidiano. El valor está en el proceso, es orgásmico. De estos logros muchos he conseguido darle continuidad a un proceso, que su fin, sí lo tiene: es conocerse y saber el porqué de estar aquí.

En lo que se refiere a obras, exposiciones, docencia; he tenido maravillosos fracasos que me llevaron a otros costados interesantes. Investigar, aprender y trabajar, no es un reto; el placer es un logro.

 

 

 
E.V.A: Acerca de tu obra, la que has construido con cimientos de concreto y levantado entre castillos de sueños... Hablemos de la obra sustentada por el valor de tus ideales pero quizá inconclusa y, la otra obra, la que tú eres y en proyecto viaja...

FM: La obra es materia, vale lo que se construyó. En mi caso: la construcción, la plástica, la fotografía, lo heterogéneo; es el texto negando así la idea rectora. Abarcar los problemas de resolución, funcionalidad, estéticos o conceptuales desde las distintas soluciones, creando nuevas preguntas pero sin que las partes dejen de hablar del todo.

Es vital para mí hacer propias las diferentes disciplinas así como las metodologías o los materiales. No podemos hablar de nosotros desde una solo disciplina, por esto trato de vincular las artes visuales en todas sus formas, reflexionando desde sus espacios; la poesía entra en este juego. Lo que me es difícil y por eso interesante, es llegar a la síntesis.

 

 

E.V.A: ¿En qué consiste tu propuesta estética?

FM: Es vincular la estética con un proceso más que con un resultado, más allá del objeto. Una estética que conviva con otras sin juzgar a estas pero sí a la sociedad que la produce. Lo multidisciplinario como herramienta principal. Propongo apropiarse de los materiales y herramientas del mercado y construir con ellos, luego interrogarlo y ponerlo en crisis.

Consiste en crear un espacio de trabajo donde diferentes actores de distintas disciplinas caminen un proceso, que encuentren en la reflexión el texto de una estética que reconcilie al hombre con su lugar.

 

 

E.V.A: Una apreciación somera en Taller Estudio Visual (blog), destaca un proyecto multidisciplinario desde la perspectiva del Ser. Observo en dicho planteamiento un tema sobresale entre otros: la estructura material-mecánica ante la estructura social-humana y sus diversas aplicaciones en el mercado, en la vida. ¿Cómo definirías tu estructura ante el entorno que colinda con tu pensamiento?

FM: Lo material es una mueca de nuestro pensar. Al reflexionar sobre ese pequeño mundo que construimos, permitimos la mutación de la mueca en un gesto. El gran desafío que uno se impone, es deshabilitar las estructuras innecesarias, los andamiajes sociales y las escusas para poder fluir. La idea como objetivo, el objeto de reflexión sin ser objeto. Traspasar la tela y su materia, las palabras, las paredes que se construyen, la imagen que muestra una fotografía y solo queda el Ser desvinculado del hacer y tener.

Estoy consciente que en nuestro mundo material, lo frágil de nuestros cuerpos nos obliga a crear estructuras físicas y conceptuales, pero éstas deben ser elásticas.

 

 

E.V.A: ¿Hasta qué punto La Zona eres tú y cuándo dejas de serlo? ¿Cuál es el límite entre la zona de tu mente y el espacio territorial de ti, humano?

FM: “La Zona” es un territorio vallado que solo es circundado, no tiene un punto de partida para llegar hasta él y que además, no puede ser penetrado; solo se observa. Es lugar de misterio. Nuestra sombra, allí está, debemos aprender a convivir con ella. La Zona invita a pensar en lo que nos prohíben saber. El perímetro que encierra una zona en nuestra mente, en parte antropológica, en parte impuesta en nuestros primeros años donde reside lo que debemos explorar: lo negado; la materia de lo primitivo.

 

 

E.V.A: ¿Qué expresas cuando eres imagen captada?

FM: Expresa una posible interpretación que el observador puede hacer para el otro. La Zona proyecta su sombra y me vincula; de ahí su lectura. Es una imagen que resulta de un trabajo sacando la materia que sobra, y de apoco, quedará lo que en verdad se es. Muy pretensioso el objetivo, pero interesante; lo difícil es convivir con la sombra y lo que motiva.

 

 

E.V.A: "Humildes infraestructuras gestionando la estructura; tema cotidiano despojado del aceptado dramatismo", reza al pie de la imagen el concepto... ¿Es un concepto grupal que nace de la individualidad o es un individuo que congregado en un grupo se integra?

FM: Desde la individualidad cada quién le grita a una multitud que busca lo trascendental, que la interpretación emocional importante y rica en texturas está en lo diario, en el caminar nuestro: lugar sin necesidad de buscar el gran caso, la epopeya. El individuo como protagonista de la historia no masificado pero en la multitud, sin perder de vista al ser y su padecer cotidiano.

El hombre ordinario que le dice a una multitud que la gran estructura social es sustentado por individuos complejos interactuando entre sí y su medio, creando y destruyendo estructuras que le sirvan para habitar un espacio social-material.

 

 

E.V.A: ¿Cómo abordas la fragilidad como "tema" sin caer en el concepto preconcebido?

FM: Nos debemos aceptar como frágiles que solo somos en un espacio y un tiempo, rechazando así lo trascendental. Y desde la aceptación de esa fragilidad, aceptamos nuestra débil sociedad. Desde allí nuestra humildad se transforma en materia prima para el proceso de trabajo que puede llegar a lo material pero no evitar la reflexión. Simples seres que en tránsito estamos y no sabemos muchas cosas, por eso el trabajo desde lo cotidiano, desde nuestros pequeños espacios, caminar como niños; esa es la fragilidad: conociendo, entendiendo nuestro medio, circundando desde lo frágil que somos. La Zona.

 

 

 
E.V.A: ¿Cuál es la intención de diseñar un planteamiento en “Taller Estudio Visual”?

FM: Es un espacio propio para trabajar sobre sí mismo, des-aprenderse y quitar como un escultor con su pieza la materia. Desde ese proceso de trabajo, al conocerse, el espacio se hace solidario e invita al otro, lo reconoce gestionando emociones. Es un espacio donde las diferentes disciplinas son meras herramientas que ayudan desde lo material, a la reflexión del ser y su lugar. Un taller donde el proceso de interacción con el compañero y el medio es lo que conducirá a una posible idea.

 

 

E.V.A: Con el devenir de la vida, las ideas innatas se difuminan apenas dándonos cuenta sin hacer uso de ellas. Considerando que se encuentran virtualmente impresas en cada quien, ¿cuál es el génesis en la verdad de tu vida? ¿Has sabido sacar provecho de todas tus capacidades?

FM: Es el hacer, el construir a partir del espacio, el momento, las herramientas, los materiales; tanto en lo emocional, lo social y en lo artístico-laboral. En la satisfacción del hacer mis capacidades, se brindaron al goce personal y de quienes me rodean. Si nos referimos a “sacar provecho” como herramienta de inserción en el mercado, más allá de las capacidades, mis dificultades fueron infinitas por no saber emocionalmente manejarme en el medio.

 

 

E.V.A: Se te puede apreciar en algunas fotografías en proceso introspectivo como quien pretende retomar el camino andado o perderse en él. La naturaleza como elemento clave o quizá, tú la clave de una naturaleza contenida, sin proyectar, virgen e inexplorada. ¿Habita un trashumante en ti vagando hacia un horizonte perdido?

FM: Quizás para estar “correctamente plantado” en algunas esferas, debería fijarse un horizonte, pero en mi caso, por las herramientas que recibí y por lo no a-prendido, soy la persona que camina, que vive y goza de este proceso de andar.

Esto no coincide con lo que sirva, ya que se refiere al llegar -no sé dónde-, pero es el estigma de este momento. Por otro lado, no creo que deba haber alguien que te descubra. Uno con lo que vino a este mundo y con lo que fue adquiriendo, realiza su trabajo y eso incluye relacionarse, ser político; esta parte pesa más que un posible potencial.

Eres muy precisa, al hablar de “naturaleza contenida, sin proyectar”, pues todo, desde lo emocional-artístico-laboral, me costó mucho. Las proyecciones de ciertas energías personales que se traslucen en estos momentos, ya tendrían que haberse materializado hace años, el trabajo personal fue muy arduo y llevo mucho tiempo.

 

 

E.V.A: ¿Eres producto de tu entorno?

FM: Soy un producto enteramente urbano. Todo lo que realizo es consecuencia de vivir la ciudad, caminar las calles. Amo Buenos Aires y su densidad. No puede haber proyecto sin conflicto, sin que se plantee un problema y esa incubadora es la urbe.

En la montaña, mar, sierra o río, me reencuentro con el niño, la mirada de chico que juega, explora, contempla, pero allí me es imposible pintar, diseñar, escribir. Todo lo realizo en medio del caos de la ciudad.

 

 


E.V.A: ¿Transitas tu vida entre asfalto y terracería con frecuencia? En cuyo caso, ¿qué espacio te brinda más posibilidades de hallarte contigo mismo?

FM: Mi espacio es la ciudad, su densidad y caos; donde la insatisfacción me lleva a realizar procesos que me satisfacen.

 

 

E.V.A: Leyendo algunos de tus poemas, conforme uno profundiza en ellos, entrelíneas surgen las palabras de protesta e inconformidad tanto en lo social como en lo personal, lo íntimo... ¿Eres un hombre comprometido con la poesía o solamente copulas con ella a modo de desahogo?

FM: La necesidad, el problema material o emocional es la más sincera proclama para el hacer, y eso se puede dar en el diseño, la construcción, pintura, fotografía o la poesía; son las posibles respuestas a una problemática. No puede partir de un desahogo. Si, en cambio, el copular requiere de una alta dosis de compromiso.

 

 

E.V.A: Para concretar lo antes compartido, ¿consideras que en la presente entrevista se han abordado los temas necesarios nos den una idea clara sobre quién eres?

Fabián Marcelo Fernandez: Sí se ha dado una idea clara de mi persona, ya que tus preguntas buscaron la relación del hombre con su quehacer, solo me queda agradecerte el permitirme reflexionar sobre mis pasos.

 

Rosa Matilde Jiménez Cortés
México, 28 de agosto de 2011




[Entrevista efectuada el día 28 de agosto de 2011 (vía Internet) / Colaboró para EntreVistArtista (EVA) Fabián Marcelo Fernández / Fotografía de portada proporcionada por Fabián Marcelo Fernández / EntreVistArtista (EVA) es un proyecto independiente de Rosa Matilde Jiménez Cortés. H. Córdoba, Veracruz; México].
 
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