Antoni Catalán (Barcelona, 1963).
Arte y Porquería. Metáforas.
Intentare acercarme a algunas de las claves de su crimen, pues lógicamente solo él las conoce todas. En sus manos lo evidente de cada objeto y sonido cotidiano, se torna difuso, nada parece estar a salvo de su personal disolución. Su laboratorio bulle repleto de innumerables ácidos, con extrañas etiquetas: la metáfora, el humor, la repulsión, el absurdo; etc.
Él sabe potenciar sus efectos con un concienzudo trabajo sonoro, que hace casi imposible la indiferencia. Actúa sin remordimiento como perfecto conocedor de que la materia ha de estar totalmente inerte, para que la electro-cristalización pueda llegar a tener efecto.
Autoafirmarse en la propia contradicción, por ese motivo, incluso en la provocación, se respira un ambiente de ceremonia e incienso ¿acaso un dadaísmo que toma en serio su propio humor? Quién sabe...
El fetiche y el icono intercambian sus identidades; las máquinas germinan entre plantas estériles; los edificios y estructuras parecen gritar dotadas de una voz ininteligible; una recurrente mirada objetiva sobre el ominoso ojo subjetivo... Y todo ello, abonado con el poder de las palabras; palabras que esperan como ninfas de libélula dispuestas a eclosionar de la forma mas inesperada.
Deconstrucción... Lógica paradójica, una propuesta disruptiva de Antoni Catalán (micrimen), entre sentido y significado con un único catalizador externo: El espectador.
José María Escarastegui Mendoza
Bilbao, 2011.
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